viernes, 7 de diciembre de 2012

Acción de Gracias..


De gracia, ninguna


Estaba tan emocionada por abandonar los suburbios!
Ansiaba el bullicio de la ciudad, sirenas a las cuatro de la madrugada, peleas callejeras, caminar por las aceras repletas de gente, con la que entablar conversación, -señora! no empuje!-..aaah qué delicia!


Esos cuatro días en Atlanta iban a ser mi vía de escape, quizás podría encontrar mi paz interior, lejos de niños malcriados, que, dicho sea de paso, me estaban empezando a tocar las narices más de la cuenta.

Y es que, últimamente,  -los últimos 7 meses-, estaban insoportables.

Por eso Dean, -mi amigo.. - y yo, decidimos escaparnos estos cuatro días.

Con todo, para que yo pudiera vivir un típico "Acción de Gracias" americano, Leen, -mi buena amiga y celestina- nos invitó a cenar ese día con su família, quienes disponían de una vivienda a las afueras -nunca imaginé que las afueras fueran, cincuenta y cinco minutos away- de tal ciudad.

-Oh! tu y Dean, tenéis que venir a acompañarnos! vamos Char! no te puedes perder el pavo!

El famoso "pavo" de Acción de Gracias.

Me pasé toda la semana -de lunes a miércoles- pensando en el dichoso pavo; sí, estaba emocionada, y sí, por qué no decirlo, hambrienta, también.

Cuando por fin llegó el jueves, a las ocho de la mañana, Dean me estaba esperando en la puerta.

Cargué mi maletita, con trescientos cincuenta modelitos, -por si hacía frío, por si hacía calor, por si salíamos de fiesta, por si solo íbamos a cenar, por si había que arreglarse para la cena, por si no..- y partimos rumbo hacia Atlanta.

Una hora y media más tarde, nos entró -me entró, Dean nunca comía, yo era el machote de la relación- el hambre, y, paramos en un famoso restaurante, -que no voy a decir el nombre, porque no me pagan por publicidad- dónde a los dos nos encantaba desayunar habitualmente.

La cola llegaba hasta Luxemburgo, -¿exagerada yo?-.

-Así, a ojo, le echo tres horas con cuarenta y dos minutos y veinte segundos de espera.
Ni de broma me quedo esperando, mejor busquemos otro lugar donde llenar el buche.

-No hay problema, hay uno de éstos en cada salida, vayamos a por el siguiente.

El siguiente, se lo saltó.

-No importa, vayamos a por el próximo.

El próximo, era incluso peor, yo creo que la gente directamente esperaba, para tomar la cena.

-Holy shit! ¿regalan la comida hoy?

-Probaremos con otro.

-Ni hablar! no voy a llegar hasta San Diego en busca de un jodido **** donde el tiempo de espera sea mayor a mi paciencia !!, tengo hambre, quiero comida, y la quiero ahora !

Pobre Dean.

-¿Qué te parece si entramos en este otro restaurante? Creo que también se come
bastante bien.

-Lo que sea..-eran mis tripas las que hablaban.

Estacionamos, y nos dirigimos hacia la entrada.

Por favor que no haya que esperar, por favor que no haya que esperar..ahora era mi subconsciente el que, esperanzado, suplicaba en mi interior.

En el porche, un considerable número de personas -no obstante, en menor cantidad que los anteriores- permanecían de pie, unos impacientes, otros aprovechando para echar una calada a ese pequeño cilindro apestoso, que hace millonarias a las tabacaleras.

-Vamos a preguntar, quizás esta gente está aquí, simplemente, porque quieren tomar el aire..-ya, cuéntame otra.

Dean va en cabeza, se detiene para preguntar ,a la simpática señorita de cabellos rojizos, que se encarga de recibir a los clientes.

-Buenos días, ¿mesa para dos?

-No tenemos todavía mesas disponibles señor.

-Ya..y ¿a cuanto asciende el maldito tiempo de espera, esta vez? -estoy molesta, y mi voz no indica lo contrario.

-¿Disculpe?

-Quiere decir, que si hay mucho tiempo para esperar.

-Si quieren una mesa, el tiempo de espera es de una hora y treinta minutos, pero si no les importa tomar su comida en la barra, pueden pasar de inmediato.

-La barra! -cualquiera me detiene.

Ojeando el menú.

-Hoy quiero comer algo sano, se acabó el estar gorda!

-Fíjate Char, aquí tienen menú de dieta, e incluyen las calorías.

-¿Cuatrocientas setenta calorías por este trozo de carne!!? ¿y dice que es de dieta?? ¿estamos locos, o qué?

Ensaladas! dónde están las ensaladas!

Finalmente me decido por una ensalada oriental que incluye lechuga, zanahorias, noodles salsa de soja..y cualquier otro ingrediente que ahora no recuerdo.

Dean se decanta por un burrito vegetal con pavo, y unas patatas fritas -claro, como tu no engordas.

Me sirven un plato de ensalada, el cual podría haber alimentado a todo un ejército.

Y, otra de las -buenas, o malas, según se mire- cualidades que posee esta tierra, es que los platos que te sirven son enormes.

Personalmente me quedo con el menú del bar de Paco, -dónde digo Paco digo Pepe, typical spanish- poca cantidad y mucha variedad.

Con su ensaladita como entrante -eso sí, muy mediterránea, olivas, lechuga, cebolla y tomate, y si tienes suerte, igual le ponen hasta zanahoria y espárragos! han habido casos en los que se ha encontrado hasta huevo duro!-, su paellita o fideuá de primero,-según te apetezca-, las chuletitas de cordero, acompañadas por patatas fritas made in caseras -nada de artificial flavors-  o el típico rape a la marinera, todo esto incluyendo el postre, a elegir entre, crema catalana, yogur -el famoso danone-, fruta, helado -siempre es de nata y chocolate-, o, tarta del día -almendras, bizcocho y eso de color marrón, a lo que llaman caramelo, pero queda muy lejos de saber igual.

Y ahí discrepo, Dios bendiga los postres de América.

Los cheese cakes, carrots cakes with caramel sirope, muffins, peanut butter ice cream with vanilla and crunch....y así pudiera estar veinte capítulos más.

Así están, y así estoy yo de redondita! Y es que, cualquiera le dice que no a la camarera cuando te entrega la carta de postres y, diez minutos a continuación, te pregunta;

-¿Ha decidido ya qué postre va a tomar, señorita?

Mátame camión.

Pero esta vez, no hubo postre.

No voy a negar que no lo pensé, e incluso le dije a Dean que quería ver la carta de postres, pero, la camarera debió notar lo insatisfecha que estaba yo con mi cuerpo, -o quizás se dio cuenta de que me había desabrochado el pantalón- y nos entregó la cuenta antes de que pudiera abrir la boca.

Bien por ella.

Con el resto de la ensalada en una caja, salía yo, la mar de contenta con mi fuerza de voluntad.

-¿Has visto Dean? ¿has visto? Ni siquiera e insistido para ver la carta de postres.

-Eso es porque no te ha dado tiempo.

-La verdad es que, sigo con antojo de algo dulce..-llevaba unas barritas energéticas, de esas que tomaban los niños, con sabor a brownie, en el bolso.

-Hold on, babe.

Entramos en el coche y, reanudamos nuestro trayecto.

La ciudad nos espera, yujuu!!

Veinte minutos más tarde..

-¿Ya puedo tomarme la barrita? necesito mi postre! Si total, hoy he comido bien, ni siquiera me he terminado la ensalada, he comido muuy bien! ¿no te parece?

-Tienes que acabar con los postres, ese es tu mayor problema.

Querrás decir, ese es mi mayor problema aquí, en los Estados Unidos de América, amén.

-Está bien..esperaré;-a regañadientes, vuelvo a guardar la barrita en mi bolso.

-Hoy hace un buen día, hemos tenido suerte con el tiempo, ¿no te parece?
¿Char? ¿Chardonnay?

-Ah..¿eh?

-Que digo, que hace un día estupendo.

-Ah..si..si, estupendo.

Pero, todos mis pensamientos están inmersos en la barrita.Meto la mano en mi bolso, y la atrapo.

-¿Sabes qué? me voy a comer la mitad..eso, no me hará daño.

Dean resopla, pero me da igual, es deliciosa la sensación que invade mi boca al entrar en contacto con ella, mmm..brownie.

-De hecho, creo que me la voy a comer entera.-Me pueden más las ansias.

-Haz lo que te de la gana, pero luego, no te quejes de que estás gorda.

-Bah! si total, son solo 140 calorías!

-Ni tiene proteínas, ni tiene vitaminas, directo a las caderas!

Ahora me siento culpable.

-Y entonces, ¿por qué me has dejado comérmela? Estoy gorda!  cada días mas! y tu, no me ayudas!

De súbito, una  brusca sacudida me saca de mi absorta conversación.

-Genial! hemos pinchado!

-¿Dónde estamos? -perdona mi osadía.

-En medio de ninguna parte..

En efecto.En medio de ninguna parte.

Si abrías un poco los ojos, podías ver, -como en aquellas pelis del oeste que mi abuelo suele ver-, ese manojo de hierbas o, lo que fuera -la verdad es que nunca he sabido muy bien que es-, cruzar ante nosotros a cámara lenta.

-¿Y ahora que?

-¿Qué, de qué?

-Que, ¿qué vamos a hacer?

-Esperar..

-Esperar ¿a qué?

-¿A qué de qué? -Dios mío, dame paciencia, porque como me des fuerza le arreo un soponcio y te lo mando.

Respira hondo Char, respira hondo, así, muy bien..inspira, expira, inspira..

-Digo yo, que tendrás que cambiar la rueda, ¿no?

-¿Qué rueda? -Ay Omá! que lo mato!


-La del mechero! no te jode! ¿pues cual rueda va a ser? la del coche! so burro! qué eres un burro! -cuenta hasta diez, mantén la calma, no te sofoques..eso me pasa por quedarme sin postre.

-No tengo rueda ninguna.Habrá que esperar a que pase alguien y pedir ayuda.

-Y , ¿por qué no llamas al seguro del coche?

-¿Qué seguro?

Otra vez no, por favor..

Resulta que algo pasaba con el seguro, cuando lo sepa, os lo diré.

-Llama a la policía. -insisto, empiezo a tener hambre.

-¿A la policía? -y..esa extraña afición a repetir todo lo que yo digo, ¿a qué se debe?

Con una de mis miradas asesinas, bastó para hacerle entender.

-No puedo llamar a la policía, -desde que no puedes usar el seguro, si es que lo tienes, me doy cuenta de ello- porque resulta, que aquí, en el estado de Georgia, no puedo conducir.
Verás, es una larga historia..

Continuará..

No te pierdas el próximo episodio, ¿por qué Dean no puede conducir en el estado de Georgia? ¿Qué mal habrá hecho? ¿será un corrupto delincuente? ¿Será un asesino? O, lo que es más importante, ¿llegará a tiempo Chardonnay, de probar el pavo?