Junio, 2012
Aún no puedo creer como Isabel, consiguió convencerme para acordar una "cita-a-ciegas", con un amigo de su novio-marido.
Se llamaba -se llama, supongo que sigue vivo-, Justin, y era uno de los mejores amigos de Tim, eso era todo sabía de él.
Me había negado en profundidad a salir con alguien a quien no conocía, pero eran ya muchos meses a pan y agua, sumándole la insistencia de Isabel, acabé por ceder.
Tim le facilitó mi número de teléfono, junto con una fotografía mía.
Por supuesto, yo también exigí una fotografía del susodicho.
Castaño, aparentemente con cuerpo atlético, ojos azules...bueno, no pinta mal.
No dejaba de enviarme mensajes a todas horas, (cuando digo a todas horas quiero decir cada cinco minutos) para ver que hacía.
Me llamaba, no dejaba de repetirme lo "cute" que yo era, que tenía muchas ganas de conocerme bla bla bla..
No muy convencida, acordamos un encuentro el viernes por la noche.
Que sea lo que dios quiera.
Viernes 7:00 pm
Habíamos quedado en un restaurante de sushi, que, yo había elegido frente a su indecisión.
-Dónde estás? ya estoy aquí-
-En camino-
-Te espero en el Silver Malibú escuchando buena música-
-No conozco ese sitio, que és, ¿un bar de copas?-
-Estoy dentro, llevo una camiseta blanca que dice Fitness Sport"- ¿de veras? ¿para la primera cita..? ¿Fitness Sport..?-
Pasan cinco minutos pero a él, le debió parecer más tiempo porque me volvió a llamar;
-¿Dónde estás?
-Ya te lo he dicho, llegando, te llamo en cuanto llegue,- no estaba empezando con buen pie.
-Estoy en el Silver Malibú.
-Que si, que ya me lo has dicho, pero no sé dónde está ese sitio.
Caminando hacia el restaurante donde habíamos quedado, él, ya estaba esperándome en la puerta, efectivamente con su camiseta blanca fitness-sport, seguramente regalada del gimnasio.
El tipo no me parece feo, no es como yo lo imaginaba (nunca son como nos los imaginamos) pero no es feo, y tiene buen cuerpo.
Nos presentamos;
-Justin, pero puedes llamarme Justino, mi compañero de trabajo es mexicano y me llama Justino, es la versión española de Justin, -yo juraría que es Justiciano, pero si a ti te hace ilusión llamarte Justino..
-Si no te importa, preferiría llamarte Justin.
El tipo está nervioso, no deja de repetir.. "You´re so cute".. -ya, ya...
Pedimos, yo ya sé lo que quiero porque conozco el restaurante, a el le cuesta un poco decidirse..
Sacan los platos, y, empieza a comer con el tenedor ayudándose de la mano..hace falta decir que era comida japonesa, le pregunto si no sabe usar los palillos.
No sabe, me doy cuenta cuando los parte por la mitad para separarlos y se cree que los ha roto.
Justino habla torpemente y de vez en cuando le gusta hablar de sí mismo en tercera persona.
Llega el momento más temido -personalmente una de las cosas que más me aterra es cuando el camarero saca la cuenta (¿separada o conjunta?) porque vamos a ver, ¿quién paga? ¿se supone que el? pero los tiempos han cambiado y no me gusta que me vayan invitando..aunque nunca se ha visto que pague la mujer..entonces, ¿cada uno paga lo suyo?- la idea tampoco parece entusiasmarle a Justino, porque nos quedamos como diez minutos esperando..aún no sé el qué, finalmente le digo que va siendo hora de pedir la cuenta;
el camarero la puso conjunta, me apresuro a decir que yo pago por lo mío, esperando una reacción diferente el tipo contesta "Ok".. -vale, no insistas por favor...todo un caballero-.
Salimos del restaurante y nos detenemos en su coche; un Malibú de color plateado -de ahí Sylver Malibú, muy inteligente Char, -la cita todavía no ha terminado, nos vamos al cine.
Tú en tu coche y yo en el mío, le digo que me siga, que el sitio está a cuatro minutos, me pregunta si debe pagarme la entrada del cine ¿?¿? - ¿en serio me estás preguntando eso? - le digo que no se preocupe que yo acarreo con lo mío.
Entramos en la sala y mientras esperamos a que la película empiece aprovechamos para hablar, el tipo es un poco extraño, repite las cosas demasiadas veces y habla arrastrando las palabras, dice que mi inglés es 100% americano..me pregunto cómo será el suyo.
Sí, un poco rarito este Justino, -debe de ser porque es americano- ¿ cuantos americanos has estado tu? -con ninguno,- pues ya está, a callar- qué pesado es mi súper yo! -así que lo acumulo en el baúl de los recuerdos junto con lo de no saber comer sushi y no ofrecerse a pagar la cena -que no es lo mismo pagar, que ofrecerse..-no le doy importancia- ¿tan desesperada estoy?.-no vamos a contestar, todos sabemos la respuesta.
Empieza la película, al menos, tengo al gran Johnny Deep, en pantalla.
Justino ni me tocó..mejor así.
El tipo empieza a bostezar, no me importa, pero tampoco me hubiera importado que hubiese puesto su mano delante de la boca cuando lo hacía, lo añado al baúl de los recuerdos.
La película termina, salimos del cine y nos detenemos en su coche para despedirnos.
Me pregunta cómo lo he pasado, alegando lo bien que lo ha pasado él.
Bueno, no estuvo mal del todo, -aún queda espacio en el baúl de los recuerdos- al fin y al cabo estaba nervioso, así que acepto una segunda cita -no dirán que no pongo de mi parte-.
Quedamos para jugar a tenis el Domingo.
Cuando estoy en el coche de vuelta a casa mi teléfono no deja de sonar, como no le contesto -perdona por no querer sufrir un accidente mientras conduzco- me llama, lo cojo -"si, nos vemos el domingo, ala, buenas noches.." -joder con Justino.. !
No puedo imaginar como debió ser aquella vez que pasó de una chica porque le agobiaba -¿de verdad? ¿ella a ti?-
Porque no os lo he contado antes pero yo era la número cinco -la quinta cita que tenía con una chica en el mismo mes, nunca me ha gustado el número cinco.
Según él, cuando apareció la número uno pesaba como cien libras más que en las fotografías -vale, no sé el peso exacto, pero para que te hagas una idea..a lo mejor exagerada- y no le estuvo prestando atención durante la cena, estaba demasiado ocupada con su teléfono móvil, así que cuando llegó la cuenta él dijo -y cito literalmente- "cada uno paga lo suyo"..-¿en serio? cuesta imaginarlo..
Además se enfadó porque él no le abrió la puerta y porque no ordenó su comida primero..cuando me lo contó me pareció absurdo pero ahora empiezo a entender..y puede ser que fuera por unas cuantas cosas más..
La número dos no paraba de escribirle a todas horas y el pobrecito, se agobió ,"pero tu siempre me estás escribiendo" -no te creas que me lo callé.
-si, pero porque antes tenía mucho trabajo y no tenía tiempo de contestarle pero ahora es diferente".. -aah, menuda suerte la mía-.
La número tres no había a olvidado a su ex-pareja..-y, ¿no sería una excusa?-.
Como sea que fuera el domingo iba a volver a encontrarme con el y así podría verificar si es que estaba nervioso -otorgemosle el don de la duda- o es que no había nada que hacer.
Domingo, 3.00 pm
Llego al sitio y Justino ya me estaba esperando -lo de puntual, lo tiene..-
Lo examino, zapatillas viejas y sucias, pantalones azules lisos y camiseta blanca lisa, raqueta del año de la mari castaña..me explica que es de su padre..-ya, seguramente de la segunda guerra mundial.
Empezamos a jugar, yo no soy precisamente un as en tenis, pero imaginaos como debía de ser él si era peor que yo..bueno,no importa..no vamos a añadir eso al baúl de los recuerdos, si el tipo no sabe jugar a tenis tampoco es el fin del mundo.
Me giro a recoger una pelota y escucho lo que me parece un erupto, un profundo erupto seguramente provinente de la boca de un ogro..será cerdo!
Hago como que lo ignoro, pero, no sé muy bien como poner esa cara..sonrío.. -dientes, dientes, que es lo que les jode, qué grande la Pantoja!.
Al cuarto erupto le tuve que decir que no hiciera eso..-¿creéis que me hizo caso?-
Cada vez que escupía eran 200 puntos menos, ya no podía añadir nada al baúl de los recuerdos, que estaba a rebosar.
Rústico, llamémosle rústico por no decir otra cosa, rústico, rural...
Nunca más volví a verle.
P.d: esta historia es ficticia y, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.